10.2.09

9. Danzando (I)

Un aullido me despertó.
Al principio no me situaba... El techo, alto y de madera, se movía ligeramente.
Estaba en una hamaca colgada de dos grandes troncos.
Oí de nuevo el aullido.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo, pese al calor.
La estancia donde estaba no tenía puertas, no tenía ni siquiera paredes. Era prácticamente un techo en medio de la selva.
Me levanté y caminé despacio hasta donde las lámparas de gas alumbraban. Fuera, la negra noche y sus mil acechantes sonidos.
Volví a la hamaca y me acosté.
Cerré los ojos y, mentalmente, corrí en la oscuridad. Corrí sorteando árboles, lianas, animales… Corrí hasta llegar al claro de la cascada.
La luna iluminaba el pequeño remanso de agua y la catarata danzaba en cámara lenta delante de mí.
Una sombra se movió al otro lado.