26.5.09

15. Noche

Temí por los disparos amortiguados en olas.
Temí por las huellas sonoras del tránsito indeseable.
En mitad de la noche, temí por mi alma.
Fantasmas invisibles corrían pisoteando las viejas maderas del techo como me habían susurrado los viejos del lugar.

-Las trincheras están hechas de barro, y el barro se deshace bajo la lluvia, hijo.-

-Jamás corras delante de ellos, pues no hay dirección correcta para huir.-

En mitad de la noche, temí porque la luna no volviera a salir.
Otro disparo, otro paso, otro mal sueño sin salida.
En mitad de la noche, temí porque no volviera a amanecer.
Cien deseos dejé de pedir, pues mi orgullo me lo impedía.
Mil cuervos graznando sitiaron mi conciencia bajo la sombra de sus alas.

La noche, una vez más, me lavaba la cara.