22.1.09

6. Oscuridad (III)

Despierto y el mar está en calma. Se ven las estrellas, y sólo con su luz soy capaz de adivinar el ahora tranquilizador paisaje. La playa se extiende de selva a mar hasta apagarse a lo lejos. El agua acuna el reflejo de las estrellas.

Me intento incorporar, pero no puedo ponerme en pie. Sentado, intento que el aturdimiento comience a remitir. Miro a lo lejos. En el horizonte, cielo y mar se funden en una tenebrosa e indefinida línea final. Sólo una suave brisa me recuerda que estoy despierto. Sólo el olor a sal me despeja la mente.

Pienso en lo sucedido, miro despacio a mi alrededor…Cada grano de arena, cada minúscula duna. Me imagino ser un pequeño insecto en ese desierto de arena. Estar perdido en la nada, buscando señales para llegar a… Donde quiera que haya que llegar. Mi mente se pierde en la soledad de ese desierto en miniatura. Se pierde y queda, por unos momentos, en una paz absoluta.